sábado, 7 de febrero de 2015

Fin de año en Boyacá

Nunca me agradó festejar la navidad. Me pareció siempre un festejo puramente consumista. Pero estando lejos de casa, quería contemplar la posibilidad de escapar de  esa monotonía del comer y comer, para celebrar las cosas buenas de esta fiesta sin caer en nada de lo que acostumbrase. Un refrán dice “a donde fueras haz lo que vieras” y esta vez quería que sea un hecho.
Colectivo Artístico "La chiva", Tibasosa. Boyaca. Foto: C.ALa chiva.
Así fue que Tibasosa (municipio jardín de Boyacá) me esperó para festejar la navidad sin pensar en más que disfrutar.  Y sin pensar en regalos, para darme cuenta una vez más de que el  mejor regalo uno lo encuentra en los gestos de las personas. Gracias a Gabi, un  viajero estadounidense que después de viajar mucho por Sudamérica decidió instalarse en Colombia junto a su familia,  fue que llegué a este destino con ganas de conocer qué se sentía pasar una  fiesta en otro lugar del continente.
Fue increíble lo que encontré.  El 24 el día empezó normal pero a la tarde el desfile del pueblo se hizo notar. Resulta que en Tibasosa todos los años se hace un desfile de  disfraces.  Durante cuatro días seguidos hasta el 24 mismo. Muchas personas arman una comparsa y desfilan varios grupos  con el fin de divertirse y también recibir un premio...
Los Diablos. Foto: CA La chiva.
Nunca imaginé que iba a terminar desfilando…pero La Chiva, un colectivo artístico del lugar me preparó un disfraz de paisana y me invitó a salir con ellos.  En medio de disfraces extraños, como diablos,  unos chicos disfrazados de computadores hechos con cajas de cartón reciclado, otros de cervezas y negros carnabaleros…estábamos nosotros con “el campo si existe” el lema del desfile del colectivo cultural.  Chicha, guarapo y polas (como le dicen a la cerveza) acompañaron todo el desfile mientras bailábamos al compás de música carrangera hasta llegar a la plaza principal del pueblo. Lo bueno fue ganarnos el cuarto puesto que sirvió para festejar el 25 todo el día ya que el premio fue algo de dinero para hacer un almuerzo al día siguiente. 
Lo bonito de Colombia es que para diciembre todos los pueblos se visten de luces decorando las plazas principales con figuras luminosas, hasta calles enteras con pasajes iluminados.  Decoran todo el contorno de las iglesias, los balcones de las casas, los bancos de las plazas y cada pueblo con un diseño diferente pasa a ser de gran expectativa para todo quien se acerque a visitar.

Gaby y quien les escribe. Foto:CA La chiva.
Tota, Tibasosa, Iza, Sogamoso, Guicán, Guavita, Villa de Leyva fueron algunos de los pueblos que pude visitar para estas fechas.  Una fiesta a lo grande se armó el 24 a la noche cuando parte del pueblo salió a bailar salsa y otros ritmos típicos del país que ofrecía una banda en vivo para todos.  Nunca disfruté tanto una fiesta navideña. 
El año nuevo llegó y fuí a la casa de Dani, mi compañero con quien viajamos por Brasil y Colombia, nos reencontramos en Tibasosa y me invitó a Sogamoso, a la casa de Vilma, su mamá.  Una mujer sensible y atenta. Linda persona a quien le agradezco todo lo bueno que hizo por nosotros siempre. Esa noche brindamos con un vino rico rico,  y como la vida de un mochilero no es normal algo extraño tenía que pasar. 
Sucede que Dani invitó a un amigo mochilero que viajó por Sudamérica y estuvo en Uruguay , al mismo tiempo que yo. Ocho meses atrás estando en una ruta Uruguaya rumbo a Maldonado, un camión deja a un mochilero en la misma carretera pero en dirección opuesta. Del otro lado del camino le pregunté de dónde era, él me respondió que era colombiano. Nunca supe su nombre ni nada. Ya que Sergio llegó rápido. Pero tenía dos manzanas, de las cuales una se la ofrecí y aventé en medio de la ruta. Un auto me llevo directo a mi destino...el hombre que manejaba ese auto, Sergio, era amigo de Nancy, amiga cuya casa era a dónde me dirigía. Y fue una constelación rutera...Pero que tiene que ver esto con el año nuevo? 
Que los meses pasaron. Y que hablando con ese amigo mochilero de Daniel, se me ocurrió preguntarle si cuando estuvo en Uruguay, alguna vez una mochilera le revoleó una manzana...no pienso que sea casualidad. Creo en las causalidades. Ese chico es Alber. Y cuando nos dimos cuenta que miles de Kilómetros más arriba en un lugar que ni estaba planificado un encuentro así, se dió esa magia...eramos nosotros, esos mochileros de la ruta uruguaya los que se emocionaban por tal constelación rutera...
Después de tanta emoción nos entretuvimos un rato viendo los tradicionales augurios de las fiestas colombianas. La gente que quiere viajar corre una vuelta de manzana con maletas...otros comen pasas ..piden deseos. Mi deseo esa noche fue seguir esta ruta, tan maravillosamente como viene aconteciendo. 
Pase unas fiestas super diferentes. Intuyo que fue porque pude conocer un festejo colectivo con sentido comunitario, de las puertas para afuera…comprobar una vez más que cuando la gente se une sucede una magia inigualable. 
Disfraces no tan disfraces. Foto: CA La Chiva.

Este video es sobre el año nuevo y las maletas....



1 comentario:

  1. Acabe de verte, en un metrobus en Panamá y tocar ese instrumento muy curioso y me pareció muy bien, en verdad estaba viendo tu blogspot muy interesante, saludos en tu recorrido por el mundo

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