UN NUEVO TALLER, ESTA VEZ EN LA CIUDAD DE PANAMÁ.
Como ya saben y para los que no, llevo más de un año y medio
viajando por distintos países del continente Americano. Viajo sobreviviendo, sirviéndome
de distintos conocimientos que tengo, pero en movimiento. Salí para cumplir mis ganas de
viajar y conocer distintos paisajes y culturas, como motivo personal. Soy una
soñadora, con errores y virtudes como todos los humanos, pero me motiva el amor
sobre todo. En este viaje descubrí que podía encarar aunque sea una labor
social y no me costó darme cuenta que podía
hacer Talleres de Cultivo Urbano Autosostenible, ya que entre otras cosas es un
aprendizaje que voy adquiriendo en el camino y he adquirido antes de salir.
Entonces como decimos en mi país, Argentina “le di para adelante”. De a poco, las veces que sale y se puede. Los talleres
son “a colaboración” para los que pueden ayudarme, ya que todos sabemos, no es
fácil vivir viajando… pero no es imposible tampoco, considerar la solidaridad
como un motor de cambio social.
Esta vez tengo el agrado de compartir un nuevo taller que me permitieron dar en tan importante
institución educativa, colegio
Montessori a quienes les agradezco que califiquen
mi metodología acorde a la educación del
método. La misión de mi taller es
generar “guardianes planetarios” capaces de reconocer en su entorno aunque sea
urbano, una planta que crece, un árbol que permanece. La señal de la naturaleza
que sobrevive al cemento.
En este encuentro el taller contó con la participación de
alumnos de 4to, 5to y 6to grado; un total de 55 niños…fue muy divertido. Para
este encuentro preparé el árbol Esparvé (nativo de estas tierras) en sus
distintas etapas de crecimiento, con la idea de que los niños puedan reconocer
visualmente el desarrollo de una semilla
y su transformación a árbol - reconocerlo para ayudar a la naturaleza y ponerlo en práctica-
Para ello armamos
sustrato con tierra, hojas secas que recolectaron y afrecho de arroz. El
principal objetivo de este taller es generar que los niños busquen, jueguen a
ser exploradores de su propio territorio y encuentren las semillas que sobreviven
en los parques, la naturaleza que resiste. Entonces aprendimos jugando, y como
el método Montessori sugiere, me sentí una niña jugando con ellos. Creo que los
adultos tenemos mucho que aprender de los niños.
El taller fue amplio, hicimos plaguicidas, tés orgánicos y
aplicamos la autosostenibilidad desde el rincón que se puede en un entorno
urbano; compostaje y aprovechamiento al máximo de los residuos orgánicos, reutilización de objetos (como vasos
descartables, botellas, envases), acorde a las exigencias ecológicas planetarias que necesitamos incorporar y naturalizar a nuestra vida cotidiana. Es de extrema
urgencia frenar el uso de plástico en Panamá
y todas partes.
Me llevo la alegría de sentiré querida por todos los niños,
de que demostraron interés y recibieron el taller con curiosidad. De que son
grandes guardianes….Cuando pasaron los quince días e hicimos el segundo
encuentro, los vasos donde pusieron sus semillas estaban llenos de brotes y
crecidos…las plantas son vida como todos nosotros y son sagradas, todas ellas,
para todas las culturas. ¿Por qué no considerar en un entorno urbano que la
naturaleza está presente en los cimientos, rompiendo las veredas, resistiendo
el olvido del hombre…?
AGRADECIMIENTOS; Eco Aldea Monte Samai (Manual de huerta
sinérgica de Seija) – Al Sr Fukuoka, Sr Profesor Alejandro Nieto (Permacultura
Colombia y UPN) por enseñarme en este camino viajando – Agrupación A.C.O (por
el método orgánico) y a todos los hermanos y hermanas planetarias que resisten
por una SEMILLA ORGÁNICA y defienden LAS PLANTAS SAGRADAS LATINOAMERICANAS, hacemos lo que podemos, desde donde estemos… cuando
podemos, porque todo SUMA, jamás resta. Agradezco esta oportunidad a la Profesora Nadia Callender y a todo el colegio Montessori , especialmente
a los niños que son portadores de un HOY mejor.