jueves, 18 de diciembre de 2014

Viajar, compartir conocimientos.

Visita por la escuela de Guascaque 


     Según cuentan los rolos , Muiscas significa muchos, también moscas.  Así nombrados por los invasores.  Daniel –tallerista- me cuenta que antiguamente la ciudad de Bogotá era una sabana por la que atravesaban  mediante sus ríos los indios Muiscas, con el fin de  transportar  sus  ofrendas realizadas en oro, para llegar a la laguna de Guatavita  y a varias lagunas del territorio con casi 3000msn. Allí se reunían a realizar un ritual de cacicazgo para aquellos hombres que habían ayunado durante un largo período sin ver la luz del sol y purificando sus males con la luz de la luna, un ritual de entrega en la que hasta se espolvoreaban de oro, llenaban de ofrendas en oro y ritualizaban con música para recibir un trono. La  entrega se hacía en agradecimiento a los dioses creadores de la humanidad; a Chía (luna) y Bachué  (diosa de la Vida)    De aquí deriva  el famoso mito de El Dorado que encegueció  a españoles y alemanes, una laguna llena de oro y esmeraldas que los Muiscas arrojaban a sus dioses.  Tenían hasta balsas cargadas de oro. Antes de llegar a la laguna existía un lugar de descanso. Cansados de caminar kilómetros cargando barcas repletas de ofrendas,  los Muiscas tenían un paraje que denominaban  Guascaque. Que significa “Un buen paso” o “la fuerza de la montaña”. Es en honor al significado de Guascaque es  que hace cinco años atrás, en el barrio San Luis, vía La Calera (Bogotá)  los chicos fundaron una escuelita  de circo, con el fin de promover la cultura circense en el barrio. El tiempo pasó y la escuelita se fue ampliando, hoy cuenta con un taller de música, video, fotografía, teatro, gestión  e investigación.  Los miembros fijos son 14, la mayoría de ellos alumnos de la Universidad Pedagógica, allí donde los  conocí acompañando musicalmente la clase del profesor  Alejandro Nieto Sotomayor.
Universidad Pedagógica Nacional
 
   En la escuelita el fin es  llegar a la comunidad,  gestar un espacio de coparticipación y aprendizaje libre fuera de las universidades que en la mayoría de ellas hay  que pagar.  Los talleres de Guascaque  son gratuitos y buscan promover el conocimiento.  Para Daniel es necesario romper con las estructuras del sistema educativo, partiendo desde la base. Por eso él estudia, con el fin de gestar algo distinto e investiga para enriquecer  sus conocimientos sobre el territorio. El lugar está organizado y el espacio es justo para los talleres. Cuenta con un living amplio donde hay sillones y una cartelera de información.     En un pasillo largo, exponen afiches que indican cómo prevenirse de la ley de drogas, qué información hay que tener en cuenta para no caer preso y también métodos de reducción de daños. También veo  un afiche que proclama por la baja de la ley que obliga a los jóvenes a ir al ejército.  En el pasillo hay varias puertas, una conduce a una sala de grabación de música, otra a un cuarto oscuro donde se dicta el taller de fotografía, otra puerta a un cuarto donde se da el taller de música. Baño y Cocina.El día que los visité, justo estaban haciendo un trabajo comunitario; proteger las acequias con coloridos carteles y barreras también coloridas, con las que promueven un mensaje ecologista, “cuidemos nuestros ríos, no arrojemos basura” y en ello invitan a la comunidad a adoptar una actitud de saneamiento de las acequias.  Esta actividad como muchas otras las hacen colectivamente. Las decisiones de qué realizar y cómo,  es tomada en forma horizontal  en asambleas que hacen dos veces por semana.Por ahora todo marcha bien, la comunidad los recibió bien y algunos de los chicos que viven en el barrio ya encontraron un lugar donde realizar el sueño de cambio social que buscan en su tierra.     Daniel me invitó a realizar un encuentro de “música y meditación”  a través del sonido del Hanga. El momento estuvo cargado de energía positiva, fue muy bueno y cumplí un objetivo; lograr que viajen…Brindarles un momento de meditación colectiva a través de la música, fue una experiencia sublime.  Catorce jóvenes, chicos y chicas de la escuelita, sentados en ronda. Transportándose a otras dimensiones del ser;  cuando terminamos la sesión cada uno contó su viaje.  Desde el color que se sentían,  hasta la experiencia visual que habían tenido…Franco (12)  se sintió Mar. Paula encontró temores y sintió liberarse de ellos. David recorrió lugares, uno jovencita regresó a lugares de su infancia que no visitaba hacía mucho tiempo. A Peter la música lo transportó a un mundo de sueño, donde relajó su cuerpo y vibró con las combinaciones musicales del Hanga.  Las experiencias que vivieron cada uno fueron relatadas con entusiasmo. Y como siempre, no faltó la jocosidad de muchos momentos.
Terminamos sonriendo. Escuelita de Guascaque
    Gracias escuelita de Guascaque, por demostrarme que la educación libre es un hecho. Que todos somos maestros de todos.  Por haberme permitido un espacio de liberación.