Visita por la escuela de Guascaque
Según cuentan los rolos , Muiscas significa muchos,
también moscas. Así nombrados por los
invasores. Daniel –tallerista- me cuenta
que antiguamente la ciudad de Bogotá era una sabana por la que atravesaban mediante sus ríos los indios Muiscas, con el
fin de transportar sus ofrendas realizadas en oro, para llegar a la
laguna de Guatavita y a varias lagunas
del territorio con casi 3000msn. Allí se reunían a realizar un ritual de
cacicazgo para aquellos hombres que habían ayunado durante un largo período sin
ver la luz del sol y purificando sus males con la luz de la luna, un ritual de
entrega en la que hasta se espolvoreaban de oro, llenaban de ofrendas en oro y ritualizaban
con música para recibir un trono. La entrega
se hacía en agradecimiento a los dioses creadores de la humanidad; a Chía
(luna) y Bachué (diosa de la Vida) De aquí
deriva el famoso mito de El Dorado que encegueció
a españoles y alemanes, una laguna llena
de oro y esmeraldas que los Muiscas arrojaban a sus dioses. Tenían hasta balsas cargadas de oro. Antes
de llegar a la laguna existía un lugar de descanso. Cansados de caminar
kilómetros cargando barcas repletas de ofrendas, los Muiscas tenían un paraje que denominaban Guascaque. Que significa “Un buen paso” o “la
fuerza de la montaña”. Es en honor al significado de Guascaque
es que hace cinco años atrás, en el
barrio San Luis, vía La Calera (Bogotá) los chicos fundaron una escuelita de circo, con el fin de promover la cultura
circense en el barrio. El tiempo pasó y la escuelita se fue ampliando, hoy
cuenta con un taller de música, video, fotografía, teatro, gestión e investigación. Los miembros fijos son 14, la mayoría de ellos
alumnos de la Universidad Pedagógica, allí donde los conocí acompañando musicalmente la clase del
profesor Alejandro Nieto Sotomayor.
En la
escuelita el fin es llegar a la
comunidad, gestar un espacio de
coparticipación y aprendizaje libre fuera de las universidades que en la mayoría de ellas hay
que pagar. Los talleres de
Guascaque son gratuitos y buscan
promover el conocimiento. Para Daniel es
necesario romper con las estructuras del sistema educativo, partiendo desde la
base. Por eso él estudia, con el fin de gestar algo distinto e investiga para
enriquecer sus conocimientos sobre el
territorio. El lugar está organizado y el espacio es
justo para los talleres. Cuenta con un living amplio donde hay sillones y una
cartelera de información. En un pasillo largo, exponen afiches que indican cómo
prevenirse de la ley de drogas, qué información hay que tener en cuenta para no
caer preso y también métodos de reducción de daños. También veo un afiche que proclama por la baja de la ley
que obliga a los jóvenes a ir al ejército.
En el pasillo hay varias puertas, una conduce a una sala de grabación de
música, otra a un cuarto oscuro donde se dicta el taller de fotografía, otra
puerta a un cuarto donde se da el taller de música. Baño y Cocina.El día que los visité, justo estaban haciendo
un trabajo comunitario; proteger las acequias con coloridos carteles y barreras
también coloridas, con las que promueven un mensaje ecologista, “cuidemos
nuestros ríos, no arrojemos basura” y en ello invitan a la comunidad a adoptar
una actitud de saneamiento de las acequias.
Esta actividad como muchas otras las hacen colectivamente. Las
decisiones de qué realizar y cómo, es
tomada en forma horizontal en asambleas
que hacen dos veces por semana.Por ahora todo marcha bien, la comunidad los
recibió bien y algunos de los chicos que viven en el barrio ya encontraron un
lugar donde realizar el sueño de cambio social que buscan en su tierra. Daniel me invitó a realizar un encuentro de
“música y meditación” a través del
sonido del Hanga. El momento estuvo cargado de energía positiva, fue muy bueno
y cumplí un objetivo; lograr que viajen…Brindarles un momento de meditación
colectiva a través de la música, fue una experiencia sublime. Catorce jóvenes, chicos y chicas de la
escuelita, sentados en ronda. Transportándose a otras dimensiones del ser; cuando terminamos la sesión cada uno contó su
viaje. Desde el color que se sentían, hasta la experiencia visual que habían
tenido…Franco (12) se sintió Mar. Paula
encontró temores y sintió liberarse de ellos. David recorrió lugares, uno
jovencita regresó a lugares de su infancia que no visitaba hacía mucho tiempo.
A Peter la música lo transportó a un mundo de sueño, donde relajó su cuerpo y
vibró con las combinaciones musicales del Hanga. Las experiencias que vivieron cada uno fueron
relatadas con entusiasmo. Y como siempre, no faltó la jocosidad de muchos
momentos.
Gracias escuelita de Guascaque, por
demostrarme que la educación libre es un hecho. Que todos somos maestros de todos.
Por haberme permitido un espacio de
liberación.
Universidad Pedagógica Nacional |
Terminamos sonriendo. Escuelita de Guascaque |