jueves, 24 de diciembre de 2015

En la ciudad

Tengo en la cabeza un malentendido de ciudad.Una confusión entre cómo deberíamos ser y cómo somos los seres humanos. Tengo un trastorno bipolar ocasionado  entre un dedo que condena y la distancia de un humano a un ser perfecto. Tengo complejo de quedarme sin palabra para expresar, por ser amiga del silencio. Sin embargo la atemporalidad para decir las cosas en el tiempo estimado  que mencionan los mortales para decir. Es un verbo al que recurro sin querer y por ello desencadeno muchas veces batallas, otras solo abandono. Olvidé la distancia entre ser respetuoso, amable e indiferente Y de vez en cuando me patina la idea de que puedo hacer el bien y hacer el mal. Ocasionando arrepentimiento, crueldad  y amor exagerado.
Es que estoy viviendo en una ciudad. Tengo en la cabeza un mal entendido de ciudad.
Veo transeúntes que pasan inadvertidos de un mendigo y como en un partido de fútbol todos corren tras una pelota dorada pero sin volumen. Y no quiero
volverme uno de ellos. 
Que no sea un malentendido, prefiero  ser un inadaptado.
Convivo en una ciudad. Un arma mortal para las almas sensibles -lugar donde las plantas desarrollan fuerza para rompen el pavimento. Donde les arrojan bombas a las palomas y la contaminación auditiva termina por matar oídos humanos. Donde mirar a los ojos desespera.
Pero bueno. Soy de equipaje ligero, acumulador de recuerdos, espantachatas. Me gusta inventar palabras y jugar a que soy todo y no soy nada. Por eso viajo para remediar este conflicto de sociedad y este conflicto de ser ajenos que ahora padezco por pisar descalza el cemento. Este conflicto del malentendido de ciudad que hace que los humanos vivan del auto inconformismo y la arrogancia simultáneamente , de creatividad escueta, de humildad fingida...de mostrar sólo los dientes. 
Y perdón, no puedo ser modesta, me siento una extraterrestre.
Una incomprendida .

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