miércoles, 19 de noviembre de 2014

Ecoaldea Monte Samai

-“Esta es mi tierra bonita, que embriaga mis sueños con todos sus paisajes”. Dice una salsa que suena en la buseta. Me resulta imposible ponerme a leer. No puedo evadir el contexto, dejar de mirar por la ventana la jungla de cemento.  “Tinto, aromática, perico, bocadillo, minutos…”; son las ofertas del negocio callejero, principalmente de carros alojados al costado de la ruta en la periferia de la ciudad.

Camino a Cachipai, Cundinamarca Colombia.

SER PARTE DEL CAMBIO CONSCIENTE GLOBAL

    Alejados del cemento, bajo un clima subtropical, en una región de altiplano húmedo , de valles colinas y montañas cubiertas de una espesa vegetación de diversos tonos de verdes entre enredaderas,  árboles y miles de especies de plantas que florecen. Se encuentra la Eco Aldea Monte Samai. Donde me esperaron Jenni y Hafid, quienes me habían invitado el día  que nos conocimos en una feria en Bogotá.  Allí sus habitantes viven en comunidad, hicieron sus casas, comparten un gran predio, se bañan en un río, cultivan sus alimentos, se despiertan al alba y acuestan a la luz de una vela cuando baja el sol.

Monte Samai
    Llegué finalmente por una suerte de magia, porque tome otro camino…pero como creo en las constelaciones ruteras, así tenía que ser. A causa de un tremendo aguacero me refugie bajo el techo de una agencia de taxis –un lugar con un solo hombre atendiendo, una barra casi vacía y con algunas cervezas y trozos de  chorizos..- servicios de taxi y de cantina. Acá en Colombia uno puede encontrar varios rubros en un solo lugar. Como en provincia de Buenos Aires… Allí había un hombre parado que me ofreció cuidarme la mochila mientras iba por unas bolsas de nailon para cubrirla. Asi que cuando regrese, era de esperar, me preguntó de dónde era  y que hacía allí. Causalmente él,  taxista,  conocía a Hafid y la “aldea de los ecologistas”. Entonces me indicó otro camino por donde llegar…

   Samai en quichua significa "el aliento de vida". Sin dudas acorde al  entorno; desde la manera en que cultivan la tierra, concepción del ser y hasta como se organizan para educar a los niños. En la aldea aprendí otra forma de hacer huerta; la Huerta Sinérgica. Se trata de una forma de cultivo donde se aplica la ley de la “sinergía” propia de la naturaleza. Sinergía proviene del verbo “synergo” que significa “trabajo en conjunto”. Aplicado al cultivo significa que todos los vegetales que integran la huerta están interrelacionados libremente, como así sucede en un sistema silvestre y son interdependientes para hallar equilibrio. Se trata de un modelo de producción vegetal basado en la Agricultura Natural sin laboreo.*  A diferencia de la agricultura actual, que hace monocultivo y “separa y diferencia cada órgano que compone el sistema de cultivo generando la necesidad de abonos y pesticidas”. (Explica Seija, uno de los integrantes de la aldea).  También se trabaja un sistema agroforestal que se llama “sistema multiestrato”. Esta forma de cultivo se aplica a las plantas frutales. Por ejemplo plantamos un árbol y lo acompañamos de otras tres siembras. Una mata floral – para atraer insectos polinizadores- otra forrajera- para cubrir el suelo y retener humedad- y otra aromática para atraer  a ella ciertas plagas y espantar otras.  En el caso del tomate de árbol por ejemplo, (en el medio) y hacia los costados un romero, una floral y un maní forrajero. Ahora solo hay que esperar que los árboles crezcan.
Sistema multiestrato
     Pero el mejor aporte para ayudar a la tierra es el “mulching” (acolchado). Se trata de una capa de pasto seco, (paja) con el que se cubre el suelo unos cinco cm, o diez si es posible más. Esto concentra calor y retención de humedad, lo que genera las condiciones ideales para la multiplicación de microorganismos como las micorrizas. En la aldea usan paja, ya que en la zona los colonizadores se encargaron de cultivar  un pasto para el  ganado,  traído desde áfrica. Antiguamente el ganado no existía en la zona mucho menos un tipo de pasto que crece más de 50 cm. Hoy ese pasto presenta un problema para los campesinos. Especialmente para quienes hacen monocultivos, ya que emplean agrotóxicos como Glifosato para evitar su crecimiento. Luego aplican fertilizantes químicos, debido a que el suelo queda infértil. Y esto como en todo el continente, se suma a lo que comemos en nuestros hogares. En Monte Samai procuran quitar el pasto a mano para las zonas de cultivos, que inevitablemente crece y toca volver a sacarlo. Por eso es que con la parte que cortan hacen el mulching; que evita erosión y compactación. Y de ninguna manera usan fertilizantes ni pesticidas inorgánicos. Se trata de comer natural en todo su ciclo, cuando cocinábamos apenas pasaban minutos de cortar los alimentos de la huerta, hasta la panza…Desde mi experiencia personal, comí orgánico más de una semana y me llene de vitalidad y energía. Mi piel cambió su aspecto amarillento (producto de la ciudad) ,me oxigené . El exceso de monóxido de carbono nos quita vida en las zonas urbanas.

Constucción natural

   Otro aspecto tan importante como la huerta, es la construcción. Meli vive con sus dos hijos, Manu y Mauli, con quienes está haciendo su casa en la aldea. Para levantar el techo, realizado con guaduas, los Samaiquinos trabajaron en conjunto y armaron la estructura. Luego siguieron, tanto como Meli, levantando las paredes de adobe. Una mezcla con arena, arcilla y paja del lugar. Decorado con madera de los árboles que caen en el monte. Ella levanta 20cm diarios de pared, que es lo que permite el sistema bahareque.  Así fue que aprendí también algo más sobre permacultura. Ya que las condiciones de la mezcla no se da de la misma siempre, va variando según la región y el clima, las condiciones del suelo del lugar.

     En Monte Samai, se establecieron cuatro familias, que ya empezaron a vivir de manera distinta. Ellos junto a otras cientos de familias en todo el mundo, forman parte del cambio consciente global. En muchas regiones del mundo, están brotando las nuevas semillas que están gestando un cambio silencioso hacia una nueva forma de vida planetaria pensada en auto sustentabilidad y cuidado del ambiente. Alejados de la ciudad, con casas construidas por materiales proporcionados por el medio donde habitan (como adobe, guadua, madera, piedra y en muchos casos materiales para reutilizar; botellas, vidrios, plásticos). Con la ayuda de un panel solar para encender una lámpara, decidieron salirse un poco de la vida rutinaria y estresante.
   El trabajo más importante que lleva a cabo la aldea, radicaen cómo trabajan para  resignificar la educación en los niños que allí viven. Estas familias, muchos de ellos profesionales universitarios decidieron que sus hijos no asistan a la escuela y  ser hacedores de un modelo educativo libre, basado en el aprendizaje colectivo, "ser, hacer e interactuar". Claudia me cuenta que otras familias del pueblo también forman parte de la idea. Asi es que son más de diez niños cuando se juntan. Para ello la comunidad se basa en principios; co-creación, conciencia; biofilia, sinergía y gestación. Según ella la educación formal homogeniza, está planeada para  la industrialización “el niño se vuelve un producto” dice. Y es cierto, acá en Colombia he observado que la educación más allá de ser planificada para generar “individuos” de consumo, es un gran negociado al que acceden pocos. Las universidades son carísimas; y los estudiantes son clientes.
    Por suerte en la aldea el  principio de sus habitantes es elegir una vida sencilla, donde existir con lo básico y necesario. Utilizando sus profesiones para hacer changas que permitan más tiempo para crear y hacer en el lugar antes que afuera.En Argentina, precisamente en Córdoba tuve la oportunidad de aprender sobre permacultura y ecología, desarrollo autosustentable, cultivo, cuidado de la tierra. Con Monte Samai y otras Eco aldeas que visite, aprendí que existe una forma de  vivir distinta a la que acostumbramos en la vida urbana y grandes ciudades. Es posible vivir sin estar atado a pagar cuentas. La gente cansada de una vida de consumo y que quiere ampliar su horizonte de expectativas hacia una vida mejor, fuera de los lujos, no busca la comodidad ni vivir adinerada por bienes materiales. Sino el bienestar de su cuerpo, su mente y alma.  Recuperar conocimientos. Aquí aprendí que se puede estar en contacto con la tierra, aprender de  uno mismo, de otros en comunidad. Sin alejarse de las individualidades, pero trabajando en una cohesión colectiva.
     Viajar alimenta el espíritu. El conocimiento. Sorprende y abre puertas a otras vidas. Hoy en Colombia, descubro que el mundo de paz que queremos  como un sueño,  ya es un hecho posible. Sin recurrir a la  violencia, sin atropellos. El sueño de Jhonn Lennon en la canción imagine, existe. Esto marca un precedente. ¿Volveremos los humanos a vivir felices en aldeas, así como los hobbits?

Vista desde el ferrocarril de la montaña

Aqui, la ducha..

Atardecer

Arboles del camino
Baño Seco

Panel solar y huertas

Repollo en su huerta

Verduras Frescas





3 comentarios:

  1. Hermoso!..Monte Samai es como un portal a otra Dimension...

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  2. Admiro a la gente que emprende estas cosas. Los admiro porque considero que hay que tener pelotas para evadirse del sistema de una manera tan radical. Los admiro porque es algo que yo no podría hacer nunca. Maravilloso.

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  3. muy buenas noches
    como puedo visitarlos.

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